miércoles, 2 de abril de 2014

Mobbing en el Contexto Educativo

Cuando se habla de mobbing, se hace referencia al término inglés que es el gerundio del verbo “to mob” que literalmente significa “atacar”. Lo anterior, mediante acciones, palabras, miradas y lenguaje corporal emitidos por el acosador o los acosadores de manera intencionada y con el objetivo de humillar y maltratar psicológicamente a las víctimas o trabajadores (Bosqued M., 2005); componiendo un aspecto esencial, perseguir como fin, el arrinconar, destruir y eliminar de la organización a las víctimas seleccionadas. (Duque C., 2010).

Acoso Laboral
Acoso Laboral en Centros Educativos.
El mobbing o acoso psicológico en el trabajo puede ocurrir en el contexto educativo o en el empresarial u organizacional, ocasionando tanto el detrimento de la salud personal y ocupacional, como el menoscabo de la excelencia educativa y del rendimiento profesional.

De la mano con la invisibilidad, la evitación o la inefectividad para hacerle frente, ha venido ocurriendo durante muchos años en el contexto académico, como un hecho reiterado en los niveles de educación básica, media y universitaria.

Es un hecho relacionado y a veces enmascarado 
por otras formas de manifestación del fenómeno de la violencia.

A nivel de educación media, destacan Méndez E. y Losi I. (2010), en Venezuela como en América Latina, docentes, directivos, funcionarios y dirigentes, presencian el desarrollo creciente del fenómeno de la violencia de los estudiantes como un asunto de “desviación” en ellos y/o ellas y por tanto, lo abordan reactivamente con medidas:

1. Internas: reglamento disciplinario contra la violencia -amonestación, llamado a la buena conducta y a las buenas costumbres, suspensión temporal y llamado a los padres, madres y representantes, expulsión del liceo y reubicación-.

2. Externas: reglamento de seguridad contra la violencia -vigilantes de seguridad privada de entrada y salida, agentes o espías dentro del liceo o colegio, brigadas estudiantiles y protección policial-. 

Sin embargo, antes que resolver el problema, tales mecanismos represivos exacerban la violencia siendo discriminatorios y violatorios de los Derechos Humanos y los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes.

Los autores describen tales medidas como: (a) anti-pedagógicas, impidiendo estrategias didácticas para el trabajo científico y humanizado; (b) anti-sociológicas, dañando la integridad moral y la relaciones humanas; y (c) anti- psicológicas, manteniendo en ascuas la mente del o la estudiante, marginado/a en cuanto a Ser.

Sin lugar a dudas, las medidas mencionadas y cualificadas como “negativas”, entremezclan las modalidades de violencia doméstica, violencia escolar y violencia laboral, a través de las cuales se sigue tolerando o naturalizando las interacciones abusivas como vía de resolución de los conflictos interpersonales.

En el ambiente familiar, es reconocido que el trato agresivo de la pareja en presencia de los hijos y las hijas, es una manifestación de violencia doméstica, la cual crea las bases del aprendizaje por observación e imitación de modelos de interacción agresiva que luego reproducirán con familiares, pares o docentes. De allí, las múltiples quejas de profesores a padres y madres, quienes a su vez más tarde llevan a sus hijos e hijas a consultas psicopedagógicas o psicológicas, esperando recibir un diagnóstico personal de la causa del problema en los chicos o las chicas. Suele encontrarse con una frecuencia importante, que el estrés paterno y materno por lograr el control de tal situación, impulsa el uso del castigo (grito, amenaza, ofensa o golpe) evidentemente contraproducente, puesto que refuerza el mantenimiento de las conductas agresivas aprendidas.

En el ambiente escolar, no sólo se aprecia el acoso entre compañeros y compañeras, vale decir, bullying, como una manifestación de la violencia escolar, tan ampliamente abordada últimamente por diversos especialistas y medios. También se encuentra el maltrato institucional como expresión de una modalidad de mobbing educativo, variante a su vez de la violencia laboral, cuando el empleo de medidas que intentan controlar la agresividad estudiantil en las instituciones educativas, conlleva un trato abusivo: (a) de directivos a docentes; (b) entre docentes, o (c) de docentes a estudiantes.

La violencia laboral cruzada con la violencia escolar, a nivel particular atenta contra la personalidad, la dignidad y la integridad física o psíquica de las víctimas directas e indirectas y, a nivel general desmejora la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje del cual forman parte, así como el futuro proceso de adaptación, rendimiento y productividad laboral.

A nivel de educación superior o universitaria, sobre la base del análisis del elemento estructural del acoso en las universidades públicas españolas Parés M. (2010), ha descrito cuatro tipos de acoso psicológico en el contexto educativo (hacia personal directivo, docente, no docente y estudiantil):

1. Acoso estratégico: ocurre de forma vertical descendente por la Institución educativa que actúa de forma perversa incumpliendo las leyes bajo un barniz de democracia. González de Rivera (2002), lo define como acoso institucional cuando los corruptos han corrompido la Institución.

2. Acoso de dirección: ocurre de forma vertical descendente por un Departamento y/o Facultad. Según González de Rivera (1997, 2002), bajo la figura del “mediocre inoperante activo” (MIA), es decir, personas que buscan sobresalir por encima de los demás a pesar de su incompetencia profesional.

3. Acoso perverso: puede ocurrir de forma horizontal entre docentes, de forma vertical descendente de directivo a subordinado o de responsables de dirección investigativa (tutores o tutoras de tesis) a estudiantes y, de forma ascendente de trabajadores a superior.

4. Acoso sancionador: ocurre de forma vertical descendente de superior que castiga (expediente sancionador) a docentes o estudiantes que no participan en el acoso o lo cuestionan.

En Venezuela, a pesar de la necesidad de consenso basado en investigaciones sistematizadas, debemos evitar seguir invisibilizando que en nuestros centros educativos públicos o privados a nivel medio y superior, muchos jóvenes se ven afectados por cualquiera de los tipos de acoso previamente descritos.

¿Ejemplos de mobbing en el contexto educativo?

  • Caso1.- Estudiantes indirectamente afectados al enterarse como a una nueva Directora del Colegio es acosada por un grupo de Docentes: cuestionada injustamente en su labores, ignorada en la comunicación, desacreditada en sus iniciativas, criticada por su forma de vestir o por sus creencias religiosas.
  • Caso 2.- Estudiantes indirectamente afectados al observar como un Docente es acosado por un Coordinador: ignorado en sus repetidas propuestas de mejoramiento institucional, burlado por sus ideas políticas, aislado a un espacio de trabajo con deficientes condiciones.
  • Caso 3.- Estudiantes indirectamente afectados al presenciar como una Docente es acosada por un grupo de Docentes: siendo excluida de las reuniones, burlada por alguna característica física, ridiculizada publicando información de su vida privada.
  • Caso 4.- Estudiantes directamente afectados al ser acosados/as por sus tutores de trabajos de grado: recibiendo presión a llevar a cabo investigaciones que les generen beneficio propio (lucro o contenidos a presentar como suyos -plagio- en Congresos u otros Eventos).        

Mobbing-Actores
En todos los casos la relación asimétrica entre quien acosa y quien es acosado, posibilita el abuso de poder, que aun siendo invisible para muchos, ocasiona daños en la salud y funcionalidad de la víctima. Por lo que resulta importante crear espacios para hablar sobre el tema e insistir en detectar, registrar, denunciar y corregir el mobbing en el contexto educativo indistintamente de quien lo ejerza.

Sólo así, coherente y efectivamente lograremos disminuir también la frecuencia del bullying en el mismo ambiente académico donde ocurre. 

Las consecuencias a largo plazo de haber pasado por un contexto educativo en el que reinó el bullying o el mobbing descrito, se han reconocido en la esfera clínica, a través de testimonios de pacientes adultos que acuden a servicios psicológicos o psiquiátricos, quienes en visión retrospectiva han identificado a estos tipos de acoso moral, como importantes factores que han impactado negativamente sus vidas hasta la adultez, con padecimientos en la esfera social y laboral.

Desde la niñez hasta la juventud nuestros estudiantes además de buen trato, merecen un entorno académico promotor de derechos y habilidades efectivas para la vida, así como una formación de calidad y calidez que además de la perspectiva academicista, integre el desarrollo de actitudes centradas en valores de ética personal, institucional y social que protagonicen el efectivo desenvolvimiento durante la etapa adulta.

Nuestro compromiso como Estado, Familia y Sociedad, es prevenir que nuestros jóvenes se vean perturbados en su sano desarrollo biopsicosocial al estar inmersos en contextos educativos por un lado, negligentes e invisibilizadores de las interacciones abusivas entre sus estudiantes y por otro lado, modeladores y tolerantes de las vinculaciones hostiles entre su personal; creando con ello un clima de indisciplina e inefectividad colectiva.

Un primer paso para actuar en contra del mobbing educativo, es detectar a tiempo ¿cuándo éste se ha instalado como extremo riesgo psicosocial laboral en contra de la excelencia educativa?.

Un segundo paso, es avanzar en la búsqueda de apoyo especializado para minimizar su impacto negativo en el personal administrativo, docente, de mantenimiento o estudiantil, con miras al reaprendizaje de estrategias promotoras de un clima laboral positivo y exitoso desde la educación inicial hasta la universitaria que congruentemente, modele actitudes y prácticas nutritivas en el seno de interacciones pacíficas y respetuosas tanto en la facilitación y evaluación de los contenidos curriculares, como en la solución de los conflictos que día a día puedan surgir.

Diversas herramientas están a la mano como opciones encaminadas a la construcción colectiva de contextos educativos nutritivos, respetuosos, saludables y exitosos. Algunas que pueden resultar de gran utilidad a titulo preventivo, incluyen incorporar el desarrollo de las habilidades de Inteligencia Emocional en el Trabajo propuestas por Daniel Goleman (1998), así como implementar los Principios Fundamentales de las Constelaciones Organizacionales referidos por Alviarez, G. (2013) a partir de una mirada sistémica de la instituciones.


ESCRITO POR:  Idhaly Guzmán
Psicóloga Clínica. Sexóloga.
Especialista en Atención y Prevención de Violencia de Género.
Acreditada Defensora de Niños, Niñas y Adolescentes.
idhalyguzman@grupoambos.com

martes, 13 de agosto de 2013

Abuso Sexual Infantil: Respuestas claves para prevenirlo.

¿Qué es el Abuso Sexual Infantil?
El abuso sexual infantil ocurre cuando una persona (adulta o menor de edad) utiliza a un niño o niña para estimularse sexualmente a sí mismo (a) o a otra persona, valiéndose de una relación desigual que le coloca en una posición de poder y control sobre la víctima, bien sea mediante el uso de la coacción (fuerza física, presión o engaño) o el abuso de la confianza (juguetes, regalos, seducción y pacto secreto).

Se trata de una forma de victimización infantil que viola los Derechos Humanos, entre ellos los Derechos Sexuales de niños y niñas, en perjuicio de su bienestar y su adecuado desarrollo físico, psicológico, sexual y social.

Se le considera un grave problema de salud pública por significar una situación extrema que suele generar un alto nivel de estrés y malestar en la gran mayoría de las víctimas y, que aun en nuestros días continúa siendo muchas veces invisibilizado y otras más impune, debido a un sinfín de falsas creencias sobre la sexualidad y el perfil de los abusadores o abusadoras.

¿Cómo ocurre?
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No Más Abuso Sexual Infantil
El abuso sexual puede ocurrir mediante contactos directos (físicos) o indirectos (no físicos), con o sin acceso carnal y con o sin violencia e intimidación. De esta manera puede incluir: penetración en vagina, boca y ano con objetos o partes del cuerpo (pene, lengua o dedos), caricias, insinuaciones, proposiciones verbales explícitas, exposición de material
pornográfico, exposición de genitales o prácticas sexuales como la masturbación o el coito (conductas exhibicionistas), contemplación o fisgoneo (conductas voyeuristas), además de otras formas de utilizar o comercializar con la sexualidad del niño o la niña.

¿Quién abusa?
La persona responsable del abuso sexual aunque puede ser desconocida, la mayoría de las veces resulta de “confianza”, siendo conocida, familiar o no, hombre o mujer, de cualquier estrato socioeconómico o nivel académico, quien se vale de su estatus de poder sobre la víctima dada su apreciación y situación de superioridad o dominio sobre el niño o la niña. 


¿Dónde ocurre? 
El abuso sexual puede ocurrir dentro o fuera del hogar, en los centros educativos, deportivos o religiosos, en la calle o incluso en las instituciones de cobijo a los niños y niñas.

¿CÓMO DETECTARLO? 
De acuerdo con especialistas en el tema, entre los cuales se hallan Del Gatto (2004), Salgado, Chía, Fernández, Navarro y Valdés (2005), así como Echeburúa y Guerricaechevarría (2009), son diversos los indicadores relacionados con probable victimización por abuso sexual infantil:

Indicadores Sexuales:  
  • Rechazo a la manifestación o recepción de contacto afectivo físico. 
  • Expresiones de conocimiento sexual precoz. 
  • Dibujos sexualmente explícitos. 
  • Interacción sexualizada con juguetes u otros niños (as). 
  • Masturbación compulsiva (numerosas veces al día, con gemidos e incluso inserción de objetos en genitales). 
  • Agresiones sexuales hacia pares.

Indicadores Físicos: 
  • Dificultad  para sentarse o caminar. 
  • Dolor o comezón genital. 
  • Manchas de sangre en ropa interior. 
  • Infecciones uro-genitales. 
  • Infecciones de transmisión sexual. 
  • Trastornos del sueño. 
  • Trastornos de la conducta alimentaria (anorexia, bulimia). 
  • Pérdida del control de esfínteres (orinarse o defecarse en la cama o la ropa interior). 

Indicadores Psicológicos-Emocionales: 
  • Desconfianza y temor. 
  • Vergüenza y culpa. 
  • Depresión.
  • Ansiedad. 
  • Trastorno de estrés postraumático (aislamiento, desinterés cotidiano, pesadillas persistentes, explosiones de ira, sensación de ineficacia, sentimientos de perdida, estigmatización). 
  • Baja autoestima.

Indicadores Comportamentales: 
  • Desatención o impulsividad. 
  • Conductas de riesgo o daño a sí mismo (huídas, abuso de alcohol u otras drogas, autolesionarse el cuerpo, destructividad hacia personas y objetos). 
  • Deterioro en el rendimiento escolar .

Indicadores Psico-Sociales: 
  • Temor y rechazo repentino o extremo hacia personas o lugares. 
  • Retraimiento. 
  • Hostilidad y agresividad.

¿Cuáles son las consecuencias en detrimento de la salud biopsicosocial?  
Según Echeburúa y Guerricaechevarría (2000), a corto plazo se muestran cambios en las conductas y las emociones, ocurriendo un déficit importante en la autoestima. Los niños suelen presentar: problemas escolares (bajo rendimiento) y de comportamiento (violencia y agresiones sexuales); mientras que las niñas: reacciones ansiosas (temores, fobias) y depresivas (llanto fácil). En preescolares pueden manifestarse estrategias de negación (olvido del abuso), mientras que en los escolares, aparecen sentimientos de culpa y vergüenza.

A largo plazo, en la adultez suelen presentarse disfunciones sexuales, trastornos depresivos y ansiosos, desorden de estrés postraumático y descontrol de la ira (en los hombres en forma de conductas violentas hacia afuera y en las mujeres conductas destructivas hacia ellas mismas). Asimismo, se aprecian: Dolores crónicos generales, alteraciones del sueño, problemas gastrointestinales y trastornos alimentarios. Abuso de sustancias, intentos suicidas y trastornos de personalidad.

PROPUESTA DE UN A-B-C PREVENTIVO DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL:
Toda acción preventiva cuenta para detectar, notificar, denunciar, intervenir, prevenir y erradicar el abuso sexual infantil a favor de verdaderamente ejercer nuestra corresponsabilidad como Estado-Familia-Sociedad en materia de protección de Derechos y Garantías de los Niños, Niñas y Adolescentes.

En este sentido, se comparte una propuesta que ha resultado nutritiva en el seno de la creación de espacios educativos y comunitarios para hablar del problema y activar alternativas viables de solución:
A- Autoevaluar las propias experiencias, conocimientos y actitudes hacia la sexualidad y hacia la violencia sexual, para actuar como agentes preventores, con el apoyo de información científica y veraz, además de asesorías profesionales en el ámbito psicológico, médico, sexológico y legal; a fin de desmontar mitos sexuales y construir redes de soporte para la efectiva atención en salud integral y en defensa de los Derechos de niños, niñas y adolescentes.

B- Promover el pleno desarrollo de habilidades para la vida, fortaleciendo en los niños y niñas, los factores protectores de su salud integral: (1) Habilidades sociales o interpersonales como la comunicación abierta, la negociación/rechazo, la confianza, la cooperación y la empatía; (2) Habilidades cognitivas como la solución de problemas, la comprensión de las consecuencias de las conductas, la toma de decisiones, el pensamiento crítico y la autoevaluación de los valores; y (3) Habilidades para el control de emociones como el manejo del estrés, la expresión de sentimientos y el autocontrol.

C- Educar sexualmente de forma integral en el contexto familiar (desde el nacimiento) y en el escolar (desde el preescolar), en un clima de respeto ajustado a Derechos, acorde con el grado de desarrollo cognitivo y emocional del niño, niña y adolescente, mediante un lenguaje claro, sencillo y preciso que refuerce su Autoestima, a través de estrategias de enseñanza-aprendizaje que incorporen jugar, cantar, dibujar, escribir, crear y dialogar sobre la pertinencia de los secretos, la expresión de emociones placenteras y aflictivas, el buen trato, las caricias afectivas adecuadas, el autocuidado del cuerpo, el establecimiento de límites, el fortalecimiento de destrezas de auto-defensa de sus derechos y las alternativas de búsqueda de ayuda para resolver los problemas. 
¿Cuál debe ser la actuación, si un niño o niña revela que ha sido víctima de abuso sexual?
  • Escucharle y creerle, con actitud de serenidad, sensibilidad, respeto e intención de brindar apoyo. 
  • Reconocerle lo difícil que ha debido ser.
  • Enfatizarle que no es responsable o culpable de ninguna manera. 
  • Reforzarle que ha sido adecuado revelar o contar la situación de abuso a la que ha sido expuesto. 
  • Generarle un sentimiento de valentía por haberlo contado.   
  • Expresarle comprensión y asegurarle que saldrá adelante.  
  • Buscar apoyo profesional, para explicarle al niño o niña de forma sencilla los pasos a seguir.
  • Comunicarlo a la familia a excepción de que el abuso esté en manos de un miembro del hogar. 
  • En el marco de la Ley, notificar a las Autoridades competentes para que de inmediato pueda darse inicio al procedimiento de denuncia, investigación y atención (legal, psicológica y médica) en resguardo de sus Garantías y Derechos. 

Recomendación final:
  • Recuerde que también puede ser un agente preventor del abuso sexual infantil, organizando actividades de sensibilización, concienciación y capacitación, que lleven a los alumnos y alumnas, docentes, padres, madres y representantes en sus respectivos centros educativos y comunitarios, orientación psicológica y sexológica destinada a visbilizar el problema y a reconocer los factores de riesgo y de protección para su solución.  

ESCRITO POR:  Idhaly Guzmán
Psicóloga Clínica. Sexóloga.
Especialista en Atención y Prevención de Violencia de Género.
Acreditada Defensora de Niños, Niñas y Adolescentes.
idhalyguzman@grupoambos.com

viernes, 12 de julio de 2013

Violencia escolar y violencia sexual. Acción: visibilizar, prevenir y salvar vidas

Antesala reflexiva:

En Venezuela como en el mundo entero es muy probable que una mañana muchos de nosotros y nosotras experimentemos desagrado ante leer en prensa y ver o escuchar en noticieros de televisión o radio alguna nota acerca de las muertes de niños, niñas, adolescentes y jóvenes por causas de violencia: social, doméstica, de género, sexual y escolar.

También es probable que ese desagrado se convierta en impotencia y frustración, en muchos otros y otras de quienes trabajamos con perspectiva de Género y Derechos, brindando apoyo emocional desde el escenario clínico o psicoeducativo, asumiendo el compromiso de actuar como agentes multiplicadores de la Ruta Legal que habrían de seguir las víctimas de tales modalidades de violencia, en busca de protección y garantía de salvaguarda de su integridad.

Testigos, promotores y defensores
de: cero acoso escolar
Lo expresado, cuando lastimosamente registramos en las consultas, los reportes de los y las pacientes afectados por tales situaciones de violencia, expresando cosas tales: "hicimos una larga cola para denunciar y finalmente me dijeron que allí no trataban ese asunto", "nos enviaron a otra dirección y al llegar ya estaban cerrando...había que ir al día siguiente y llegar antes de las 6am para hacer la cola y tener suerte de recibir número de atención porque va mucha gente todos los días", "nos aconsejaron tratar de resolverlo por las buenas en lugar de formular una denuncia...la verdad yo tampoco quiero hacerle daño y que le metan preso"  "denunciamos pero ha sido peor". Para detallar, tan sólo este último reporte, encontramos que procurando detener una maltrato intrafamiliar psicológico y físico en escalada (aumento); sólo se logra generar y sumar una nueva forma de violencia: económica, en venganza!

Pese a lo descrito, día a día debemos seguir apostando en los buenos frutos que hemos de cosechar al seguir brindando herramientas de prevención en la Ruta Clínica y Educativa que como ciudadanos y ciudadanas podemos transitar, para promover el disfrute pleno de nuestros Derechos Humanos y Libertades Fundamentales. 

Lo anterior, implica pasar de ser observadores pasivos y testigos silentes o a veces cómplices, a testigos, promotores y defensores de una vida libre de violencia en los diferentes ámbitos de desenvolvimiento individual y grupal: familiar, comunitario, académico, laboral y social. 

Conceptos claves de modalidades de violencia escolar y sexual:

La violencia interpersonal escolar es toda acción u omisión intencional ejercida contra estudiantes, personal docente y no docente, dentro y alrededor del ambiente de educación (preescolar, básica, media, diversificada y profesional, así como superior); cuya consecuencia es el deterioro del equilibrio y la estabilidad bio-psico-social de la víctima.

Como una de las modalidades se encuentra el Bullying o acoso escolar entre alumnos y alumnas, manifestado por un comportamiento maltratador, intencionado y perjudicial, ejercido por uno o varios estudiantes contra un compañero o compañera generalmente “más débil” que no puede defenderse por sí mismo eficazmente (Olweus, 1993, 2001), siendo encaminado o encaminada al aislamiento a través de acciones que según Cantero, Piñuel y Zabala (2007) incluyen: 
  • Bloqueo social 
  • Hostigamiento verbal 
  • Manipulación 
  • Coacciones 
  • Exclusión 
  • Intimidación 
  • Agresiones  
  • Amenazas 
En años recientes se observa el Ciberbullying o ciberacoso escolar, donde quien acosa se vale de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), para dañar, difundiendo información negativa o difamatoria en contra de la víctima, a través del correo electrónico, la mensajería instantánea, las redes sociales, la mensajería de texto, los blogs o los sitios web.

Se describe también el Grooming o acoso con un contenido sexual explícito o implícito, ejercido por un adulto o adulta mediante acciones premeditadas para establecer una relación de confianza y control emocional sobre un niño o niña, con el fin de preparar el terreno para ejercer luego el abuso sexual (INTECO, 2012). 

Asimismo, se halla el Mobbing o acoso psicológico institucional laboral que puede ocurrir en el ambiente:
(a) Organizacional o empresarial -de superiores o jefes hacia empleados o empleadas- o,
(b) Académico -de docentes hacia estudiantes; en ambos casos, caracterizado por el hostigamiento persistente ejercido por uno o pocos individuos contra una persona, a quien se le coloca en indefensión mediante acciones que en una frecuencia semanal y al menos durante seis meses, incluyen de acuerdo con Leymann (1996):
  • Limitarle la comunicación 
  • Limitarle el contacto social 
  • Desprestigiarle ante sus compañeros y compañeras 
  • Desacreditarle su capacidad profesional o laboral  
  • Comprometerle su salud 
Como parte de la violencia sexual se encuentra el Acoso Sexual, el cual ocurre tanto en el ambiente laboral como en el académico, con el fin de obtener favores sexuales de una persona valiéndose de un estatus de superioridad o poder. En este sentido, “se usa el acoso para obtener sexo” de forma: 
  • Verbal: manifestar improperios, bromas, insinuaciones sexuales y rumores o descripciones de actividades sexuales que pueden hacer con ella o él, 
  • No verbal: colgar comentarios, imágenes o vídeos de carácter sexual a través de medios electrónicos y redes sociales, 
  • Físico: invadir el espacio personal para tocar, manosear o pellizcar a la víctima de una forma deliberadamente sexual. 
Acción: visibilizar, prevenir y salvar vidas.
Prevención de la Violencia:
Cada acción cuenta...


Como padres, madres, representantes, responsables, tutores, tutoras, familiares, educadores y educadoras, debemos brindar a nuestros hijos, hijas y estudiantes, un ambiente formativo en el que reine el respeto, la promoción y la protección de sus Derechos y Garantías, lo cual contribuya no sólo con su buen rendimiento académico actual, y con su éxito ocupacional o profesional a futuro. Es prioritario que nuestra acción como adultos y adultas significantes y agentes multiplicadores de relaciones humanas pacíficas y nutritivas, contribuya por encima de todo con el pleno desarrollo de su salud integral. 

Por ello, necesitamos asumir el reto de: (a) Por un lado, autoevaluar el grado de congruencia entre nuestras actitudes y prácticas a favor de interacciones sociales libres de métodos violentos para resolver los problemas en nuestros hogares, centros educativos, comunidad y sitios de trabajo; (b) Por otro lado, revisar el nivel de sensibilización y capacitación que hemos gestionado para promover hábitos saludables y estrategias de disminución de riesgos psicosociales amenazadores; que en el tema que nos ocupa, tiene que ver con manejar herramientas preventivas de factores de riesgo de violencia en los centros académicos: 



1.- Factores de riesgo para las víctimas: 
  • Baja autoestima
  • Déficits de habilidades sociales
  • Diversidad cultural, sexual o funcional
  • Entorno familiar  disfuncional o abusivo
  • Entorno escolar negligente e invisibilizador de las interacciones abusivas, así como poco promotor de Derechos y estrategias de afrontamiento efectivo.
2.- Factores de riesgo para los acosadores: 
  • Baja autoestima
  • Ausencia de empatía
  • Egocentrismo
  • Fracaso escolar
  • Consumo de alcohol u otras drogas
  • Trastornos de conducta y de Control de los impulsos
  • Entorno familiar disfuncional o abusivo, 
  • Entorno escolar, modelador de estereotipos sexistas, así como permisivo o tolerante de las interacciones abusivas, e igualmente poco promotor o defensor de Derechos.   
Conclusión reflexiva:

Recordemos que nunca es tarde para comenzar a re-aprender y, nunca es suficiente para continuar, colocando nuestro grano de arena desde nuestro comportamiento responsable y ético para detener, evitar y erradicar la violencia verbal, física, sexual, económica o patrimonial, en los contextos familiar y escolar: por excelencia constructores de Seres saludables, felices y útiles para la Sociedad.

El mayor logro lo encontraremos, si trabajamos en equipo, sumando y multiplicando esfuerzos de manera articulada. Incorporando las acciones y experiencias de los ciudadanos y ciudadanas en materia de prevención de la violencia, lo cual fortalezca el bloque: Familia, Sociedad y Estado a favor del trato interpersonal respetuoso y promotor del disfrute pleno de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales de todos y todas. 

“Cada material audiovisual, escrito, charla, taller, 
cine-foro, jornada, conversatorio personal y grupal, 
aporta una acción para prevenir la violencia y en consecuencia, 
salvar vidas de niños, niñas, adolescentes y jóvenes: 
adultos y adultas del mañana y de un mejor país”


ESCRITO POR:  Idhaly Guzmán
Psicóloga Clínica. Sexóloga.
Especialista en Atención y Prevención de Violencia de Género.
Acreditada Defensora de Niños, Niñas y Adolescentes.
idhalyguzman@grupoambos.com

martes, 11 de junio de 2013

Acoso Escolar por Homofobia

Considerada la sexualidad como una variable de la personalidad, la ciencia y la cultura asumieron tradicionalmente la categorización de las personas de acuerdo a una noción bipolar y auto-excluyente del sistema sexo-género (varón-hembra, hombre-mujer, masculino-femenina); según la cual resultaban opuestos e incomparables ambos polos. En este sentido, no se podían tener características masculinas y femeninas a la vez, porque resultaba incompatible, dado que la masculinidad era una falta de feminidad y viceversa.

Lo anterior, reforzó una jerarquía y estructura de poder desigual entre los géneros, base de la violencia sexista doméstica y escolar
  • La primera producida en el contexto familiar: entre padres, madres e hijos (as), entre hermanos (as), y entre la pareja; 
  • La segunda producida en el contexto escolar: entre docentes y estudiantes, y entre compañeros (as). 

En el contexto familiar, célula básica de la sociedad, se ha naturalizado el ejercicio del abuso machista contra quien se ha creído el sexo débil: las niñas y las mujeres; mientras que en el contexto educativo se ha tolerado el acoso escolar homofóbico: contra quien se ha entendido el sexo-género desviado: los amanerados y las marimachas. 

Hazle Visible… No Sólo Su Voz Comunica
El rechazo es un tipo de violencia
En Venezuela la Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente, establece el principio de igualdad y no discriminación fundada en motivos de raza, color, sexo, edad, idioma, pensamiento, conciencia, religión, creencias, cultura, opinión política o de otra índole, posición económica, origen social, étnico o nacional, discapacidad, enfermedad, nacimiento o cualquier otra condición… (Art. 3). Asimismo, insta al deber de padres, madres, representantes, responsables, tutores (as), familiares y educadores (as), de brindar una crianza y educación basada en el buen trato, prohibiéndose con ello cualquier tipo de castigo físico o humillante (Art. 32-A). Además, contempla que todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a ser informados (as) y educados (as), de acuerdo a su desarrollo, en salud sexual y reproductiva para una conducta sexual y una maternidad y paternidad responsable, sana, voluntaria y sin riesgos (Art. 50).

La realidad muestra cada día que muchos estudiantes son vulnerados en sus derechos en Venezuela como en el mundo entero porque: son objeto de discriminación y violencia en las escuelas, por su orientación sexual -real o supuesta- o por su expresión e identidad de género (www.unesco.org).

Lastimosamente, la sociedad guiada por el desconocimiento y la intolerancia, ha venido etiquetando indebidamente a niños, niñas y adolescentes, quienes se hallan en estadios indiferenciado y de transición de su proceso de formación sexual-funcional, así como de construcción de su autoestima. En consecuencia, la burla y el rechazo que se desprende de tal tipo de violencia; perturba su sano desarrollo psicológico y sexual, con secuelas que se extienden a lo largo de la vida. 

Este bullying (acoso) homofóbico es un ultraje moral, una grave violación de los derechos humanos y una crisis de salud pública (Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas). 

Es por ello que adultos (as) significativos (as) en los hogares y en los centros educativos, precisan comprender lo imperioso de romper expectativas rígidas en “el deber ser”, “el deber hacer” y hasta “el deber tener” de las personas en función del parámetro dicotómico del sistema sexo-género.

En la práctica, tal parámetro se deconstruye y desnaturaliza, cuando se analizan los diversos aspectos biológicos, psicológicos y sociales del desarrollo y la expresividad sexual humana; la cual muestra variabilidad: (a) en la identidad psicosexual, que es la significación y concordancia pensamiento-afecto con las características genitales o corporales y, (b) en la identidad sociosexual, que es el grado de apego al papel comportamental o rol sexual asignado por el grupo social de referencia. Todo lo cual constituye la particularidad de cada persona con derecho al respeto y la inclusión.   

Debemos desprendernos de los prejuicios sexistas que afectan el sano desenvolvimiento personal, familiar, académico, laboral y social, así como valorar la integridad de todos (as) sin discriminación alguna, ya que en definitiva un Ser más completo y más saludable, suma y equilibra internamente lo mejor de la masculinidad y la feminidad, a nivel racional, emocional y conductual. El recurso? Gestionar una mejor educación sexual integral.

El Estado, las familias y la sociedad deben ser responsables en la defensa  y garantía de los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes. Y como sociedad todos y todas estamos llamados a brindarles protección integral. Esto incluye ciudadanos y ciudadanas en su marco de actuación individual y demas organizaciones sociales, entre las que destacan  asociaciones civiles y fundaciones contra el bullying.

ESCRITO POR:  Idhaly Guzmán
Psicóloga Clínica. Sexóloga.
Especialista en Atención y Prevención de Violencia de Género.
Acreditada Defensora de Niños, Niñas y Adolescentes.
idhalyguzman@grupoambos.com

sábado, 1 de junio de 2013

Acoso Escolar: Medidas Preventivas para Padres y Madres

Dentro del ambiente educativo (aulas, patios, canchas, baños o alrededores), cada vez es más notoria la violencia escolar dirigida hacia estudiantes, profesores o propiedades. 

Una de sus modalidades es el acoso escolar o bullying que hace referencia a un comportamiento repetitivo y de intensidad creciente con intención de intimidar y hostigar a la víctima; quien se siente amedrentada y excluida por percibir a su acosador con mayor fuerza y poder. (Serrano e Iborra, 2005). 

El acoso escolar se produce como persecución física (patadas, puñetazos, mordiscos, empujones, punta pié y/o robo u ocultamiento de pertenencias), psicológica (insultos, burlas, sobrenombres, falsos rumores) o exclusión social (dejar fuera de grupo, ignorar), que realiza el alumno o alumna contra otro compañero o compañera, a quien elige como víctima de repetidos ataques.

El niño, niña o adolescente víctima de acoso escolar, se encuentra en una posición de la que difícilmente puede salir por sus propios medios; provocándole efectos claramente negativos: disminución de su autoestima, estados de ansiedad e incluso cuadros depresivos, que perjudican su integración en el medio escolar y el desarrollo normal de los aprendizajes (Olweus, 1993).

Por ello, las siguientes recomendaciones pretenden sensibilizar a madres y padres, a fin de prevenir el bullying o acoso escolar generando que sus hijos e hijas se conviertan en víctimas o en agresores, en contra de su integridad:

  • Refuerce constantemente los pequeños logros de su hijo e hija.
  • Converse con su hijo e hija acerca de la importancia de ser diferente. Refuerce sus características personales, sus cualidades y sus habilidades que lo hacen un ser único especial.
  • Repudie firmemente la agresión. Evite situaciones violentas delante de su hijo e hija. Sea modelo de resolución pacífica de los conflictos. Actúe en forma congruente. Practique la tolerancia.
  • Pregúntele a su hijo e hija por sus relaciones sociales. Ir a la escuela no es únicamente hacer deberes o actividades académicas, representa además un espacio de relación y esa relación puede estar viéndose afectada.
  • Cada vez que pueda, invite a casa a algún amigo o amiga, compañero o compañera de su hijo e hija y observe cómo se relacionan, cómo se tratan, cómo juegan o cómo estudian. Converse luego acerca de lo que observó, evitando juzgar o criticar.
    Herramientas Educativas a Padres y Madres
    Converse con su hijo e hija acerca
    de la importancia de ser diferente
  • Ofrezca oportunidades para que su hijo e hija practiquen conductas prosociales: ayudar a un compañero o compañera con la tarea, prestar un libro a un amigo o amiga que no fue a clase, visitar o llamar a un compañero o compañera que enfermó, preparar un obsequio especial para demostrar amistad, etc.
  • Explique con claridad a su hijo e hija, la diferencia entre informar y chismear o acusar. Si un niño o niña es víctima de bullying y no lo cuenta a una persona adulta, se hace difícil ayudarle y erradicar el mal.
  • Recuerde a su hijo e hija que sus docentes están allí para apoyarle no sólo por motivos académicos sino también por razones interpersonales.
  • Sepa reconocer cuando es tiempo de solicitar ayuda profesional, y si detecta que es necesario no lo demore, no lo postergue.
  • Si conoce que estas situaciones ocurren en el Colegio o Liceo de su hijo e hija, plantee su preocupación a las Autoridades Educativas o al Consejo de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes;  para que éstos intervengan con prontitud.
  • Investigue cuáles asociaciones o fundaciones contra el bullying puedan apoyarle en la facilitación de charlas o talleres educativos dentro de su comunidad escolar.



ESCRITO POR: Sheyla Garcés
Psicopedagoga. Terapeuta de la Conducta Infantil.
Promotora de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes.
sheygar69@hotmail.com

martes, 21 de mayo de 2013

Violencia Machista, Sexista o de Género. 10 Verdades


El machismo aun prevalece en nuestra sociedad, haciendo que la desigualdad de poder entre los sexos y géneros, perpetúe la violencia sexista, machista o de género. 

También llamada violencia doméstica, constituye la forma de violencia más frecuentemente naturalizada, encubierta y silenciada en el mundo; ocasionando un alto impacto negativo para la salud, física, mental, emocional y sexual de las mujeres a lo largo de todas sus etapas vitales (niñez, adolescencia, adultez y senescencia). 

Lo anterior, ocasiona elevados costos sociales, ocupacionales y económicos, entre otros que nos demanda  visibilizar el problema y asumir una actitud de co-responsabilidad en ser parte de la solución.

Una forma de contribuir con la eliminación de tal violación de derechos humanos, es desmitificar la violencia machista, sexista o de género, actuando como promotores y promotoras de las realidades que la caracterizan;  a favor de la reconstrucción de una cultura de igualdad, respeto y paz; garantes de la salud integral en mujeres, hombres, niños, niñas y adolescentes. 

Para ello, es importante internalizar y difundir diez verdades (Adaptadas de: Sepúlveda, Álvarez, Nussbaum, Pereira, y Díaz; S/F) que impulsen cambios de actitudes frente a la violencia machista, sexista o de género:  

1. La violencia intrafamiliar No es un asunto privado y No es una forma normal de interactuar. 
La violencia sexista es un problema de salud pública que trae consecuencias negativas para la salud integral tanto de las víctimas como para los agresores. Existe un riesgo de homicidio-suicidio en víctimas y victimarios.

2. La violencia doméstica No es un problema exagerado hoy día. 
La violencia sexista es la causa más común de lesiones o daño en la mujer, incluso más que los accidentes o robos. El 50% de las familias padece algún tipo de violencia.

3. La actividad sexual en el matrimonio No es parte de las obligaciones conyugales.
La violencia sexual, incluye la coerción y la obligación a las prácticas sexuales no deseadas. Un elevado número de mujeres, manifiestan síntomas recurrentes de problemas ginecológicos asociados y pérdida del deseo y placer sexual. 
Violencia Sexista - Violencia de Familia
Desmitificar la violencia machista...
...es una forma de prevenirla!!!

4. La violencia No se produce sobre todo en las familias más pobres. 
La violencia sexista ocurre en todos los estratos sociales. Toda mujer, por el simple hecho de serlo, ha sufrido algún tipo de violencia sexista en su vida.

5. La Violencia intrafamiliar No es provocada por el alcohol y las drogas. 
La ingesta de alcohol o de drogas no causan la violencia aunque si la exacerba en los agresores. Muchos agresores no ingieren drogas o alcohol. 

6. La violencia intrafamiliar Sí tiene graves repercusiones para los niños y las niñas.
Los niños y las niñas que crecen en un hogar violento, aprenden un modelo de resolución violenta de los conflictos que muchas veces repiten posteriormente en sus vidas adultas. La violencia sexista perturba el desarrollo emocional de los niños y las niñas.

7. Las personas que maltratan a otras generalmente No sufren de enfermedades mentales. 
La violencia sexista es aprendida a partir de mensajes tales como: el maltrato y el castigo físico son métodos para disciplinar. Existe un 70% de personas que ejercen violencia que no padecen de una enfermedad mental.

8. Las personas que ejercen violencia Sí pueden cambiar. 
Las personas pueden aprender modos no violentos de relacionarse. 45% de los agresores que asisten a tratamiento, logran relacionarse de otros modos no violentos. 

9. Las escenas de maltrato generalmente No se producen una sola vez, Ni son hechos aislados.
La violencia sexista, en particular la ejercida por la pareja, es cíclica y de escalada creciente en frecuencia e intensidad.  La mayor parte de las mujeres piden ayuda, después de haber padecido un promedio de siete años de violencia doméstica.

10. Si la mujer maltratada, sigue con su pareja No es porque sea masoquista o se lo busque. 
Existen impedimentos sociales, culturales, religiosos y económicos que impulsan a las mujeres a mantener la relación de pareja pese a los malos tratos, por ejemplo, el temor.  La violencia sexista es responsabilidad de quien la ejerce, no de quien la recibe y, nada la justifica. 


ESCRITO POR:  Idhaly Guzmán
Psicóloga Clínica. Sexóloga.
Especialista en Atención y Prevención de Violencia de Género.
Acreditada Defensora de Niños, Niñas y Adolescentes.
idhalyguzman@grupoambos.com

jueves, 9 de mayo de 2013

Eliminando el Maltrato Infantil y Juvenil


De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (2011), durante la infancia y la adolescencia, los varones y las hembras menores de 18 años de edad, pueden ser maltratados y maltratadas por parte de sus padres, madres, cuidadores o integrantes de la comunidad.

Se reconoce que el maltrato que se vive en los 10 primeros años de vida, constituye un problema en sí mismo y un importante factor de riesgo de otras formas de violencia y de problemas de salud a lo largo de toda la vida. 

Un número importante de estudios han mostrado que los malos tratos físicos, los abusos sexuales y otros acontecimientos adversos en la infancia, están relacionados con posterior: 
  • Consumo excesivo de tabaco
  • Trastornos alimentarios
  • Comportamientos sexuales de alto riesgo
  • Trastornos de somatización y
  • Trastornos de personalidad en la etapa adulta

Otros estudios han calculado que los abusos sexuales en la infancia explican aproximadamente:
  • 6% de los casos de depresión
  • 6% de los casos de abuso/dependencia de alcohol y otras drogas
  • 8% de los intentos de suicidio
  • 10% de los casos de trastorno de pánico y
  • 27% de los casos de trastorno de estrés postraumático

Definitivamente, el trauma infanto-juvenil por maltrato: psicológico; físico; negligente; y sexual especialmente ejercido por madres, padres o cuidadores, deja huellas dañinas y duraderas en las víctimas, perturbando el desarrollo del equilibrio emocional, la confianza básica, el pensamiento reflexivo e incluso la salud física (Florenzano y otros, 2005).
Buen trato infantil Salud Emocional
Comunicación clara, serena, explicativa y positiva

Padres, madres y cuidadores, reflexionemos: Siempre es buen momento para identificar si hemos maltratado a nuestros niños, niñas o adolescentes, quizá creyendo que hacíamos lo mejor, quizá pensando que era una forma adecuada de criar o disciplinar, quizá dejándonos llevar por el creciente estrés. Gran parte de las veces, porque crecimos en una familia problemática o maltratadora que dejó huellas negativas en nosotros y nosotras.


De cualquier manera, el momento de rectificar es ¡Ahora!, pidiendo ayuda profesional para cambiar y procurar que el hogar y la interacción familiar actual representen para nosotros y nosotras, así como para nuestros hijos e hijas, un espacio de cuidado, protección, seguridad y crianza centrada en el afecto. Eliminando toda forma de castigo físico, disminuyendo los regaños basados en gritos, humillaciones u ofensas, aumentando la comunicación clara, serena, explicativa y positiva y, sobre todo, aumentando la interacción amorosa en la que reinen el estímulo y el reconocimiento de las conductas adecuadas y los gestos de cariño y aceptación. 

Para lograr estos cambios positivos, diversas Asociaciones ponen en nuestras manos recursos tales como: 
  • Participar en Charlas, Talleres y Grupos de Apoyo Psicológico para Madres, Padres o Cuidadores y cuidadoras.
  • Asistir a Psicoterapia individual, en pareja y en familia.
ESCRITO POR: Idhaly Guzmán 
Psicóloga Clínica. Sexóloga.
Terapeuta de Parejas y Familias.
Especialista en Atención y Prevención de Violencia Física, Psicológica y Sexual.
idhalyguzman@grupoambos.com